Era un día el calor
Era un día el calor.
Era la sangre tropical
Que ardía desde la cabeza a los pies
Dejando el cuerpo aceitunado
Para acercarse a la hermosura de los océanos.
Que ardía desde la cabeza a los pies
Dejando el cuerpo aceitunado
Para acercarse a la hermosura de los océanos.
Ahora festejo, viejo reflejo
Cuerpo de trópico de hambre y sed
Que en un instante apaga la vejez.
¡Ay calor por eso te quiero más!
El envolvente fuego del amor
Con sus trémulas gotas de sudor que
Encadenadas a la tierra no
Confían en la fuerza del abanico.
A Rubén Darío
Dio su
gloria y alma en letras.
Su pluma
delineó sus sueños
En poesías,
pintándolas de
Fluidas
rimas asonantes y
Consonantes
con matices multicolores.
¡Se oyen, se
escuchan
Sus claros
clarines de
Simétricas
melodías!
¡Oh!,
Príncipe de
las letras castellanas
Alumbras los
castillos estelares
Y desde arriba
con tu frente
Y puño en
alto sostienes
La mullida luz
de la victoria.
La historia
recita tu lírico triunfo
Saludando la
bandera azul y
Blanco.
Y ahora tu
memoria
Arde y abre
paso
Entre lagos
y volcanes hacia la
Literaria
inmortalidad.
Mi enigma
Habré de
saber a qué he venido
A la vida,
Me pregunto
reflejada a mis imágenes
A las que no
puedo reconstruir.
Todo empezó
cuando el barranco
De mi
memoria hacía preguntas.
Esa sombra
me perseguirá hasta en
El
interrogante ocaso aun cuando
Se oculten
los sonidos de mi carne.
He esperado
tanto la antigua historia
Del espinoso
camino y no fluye nada
En su
reflejo.
Quizás fui
sazonada de antemano.
Quizás yo no
era nadie.
Quizás sea
un enigma.
China Sea
Después de
haber visto vasta inmensidad,
No solo mis
ojos quedaron extasiados
Sino llenos
de aprensión.
Batallones
de aguas que de lejos
Miran con
locura.
Inocente y
perversa arcana que en
Su garganta
se traga la vida humana.
Ilusorio
azul, tersa bruma que venciste
La espada mandarín,
algo que sucedió
Ayer y
sucede ahora.
Contaba mis
hora volando sobre tus
Tenebrosas
aguas y valoraba mi preciosa vida.
Pero un
monje me confesó que no
Era ni tan
amorosa ni tan vengativa,
El conocía
todas sus pericias.
Algo, algo
me movía a seguirla
Contemplando,
como qué con
Mis ojos al
hundir en ella
Querían
descifrar su húmedo universo.
Luego elegí
darme por vencida
No podía
guerrear con ella ante
Sus
desmedidos secretos y misterios,
Yo era no
más una aguja en un pajar.
Inmigrante Nica
Inmigrante
sin terruño
Inerme sobre
el nuevo suelo,
Detrás quedó
la vieja puerta
Empapada en
llanto y sudor,
Se apagó el
aroma
De
sacuanjoches silvestres
En el
silencio azur de lagos y
Volcanes.
Inmigrante
sin terruño
Inerme sobre
el nuevo suelo,
De añoranzas
extraviadas
Cargadas van
las maletas
Que esperan
promesas
O tristes
fríos vacíos.
Recurre
En el hueco de
mi mano posa
Un recuerdo
adormecido
Sin alas ni
suspiro que no vuela,
Ni deja de
inquietar.
Jamás podrá
ser borrón y
Cuenta
nueva porque aunque
Dormido, en
mi alma quema
De encantos
y de penas.
Fue un
tiempo que alumbraba
La pasión
abriéndose a la vida
Y las
palabras llegaban al beso
Y al asombro donde acarreaban
Fortaleza en
nuestro amor.
En el hueco
de mi mano posa,
La soledad
de esta memoria que
Recurre como
un fantasma
Buscando
su crepúsculo
Que no pudo
en este
Mundo
avanzar.
Como Mariposa
El hombre
busca
La libertad
del alma
Como vuelo
de mariposa
En el viento
cadencioso
Que esculpe
el transcurso
De la vida.
Alma con alas
de mariposa
Que de prisa
se ilumina
Contemplando
su belleza
Reflejada en
la pausa de su prisión.
Liberación
de fuego liberado
Buscando
paz, buscando gozo iluminado,
Diáfana de
ausencia estacionaria
Hacia la
luz, hacia la calma
Con sus alas
extendidas.
Alma
mariposa afanosa espera
Salir o
entrar al bosque existencial.
Alma, vida y corazón
Érase una
vez el alma
Que prendía
de fuego
Hasta quemar
el corazón frío
Y rompía el
lazo de su sombra
Y le daba
cada día más brillo.
Y voló el
corazón al viento,
Voló y voló
estremecido
Y se
convirtió alma en sentimiento,
Voló el
corazón enaltecido.
Ahora los
dos se anuncian a
La aurora,
en un momento
Misterioso
de terráquea ilusión,
Alma, vida y
corazón.
Corazón Estripitoso
Tu corazón
estrepitoso
Calma mis
dudas,
Que
selvático en mi cuerpo
Lo estremece
y lo desnuda.
Juegas al
amor salvaje,
Juegas al
amor profundo
Y en el
indomable tiempo
Has tocado
mi amargo mundo.
Tocará su
primera vuelta
Tocará
muchas más
Porque al
rebrote de su luz
No apagará
jamás.
Tu corazón
estrepitoso
Calma mis
dudas,
Amor y amor,
oleaje de una
Noche que
canta y suda.
La Soledad del Neutrón
Hay tanta
soledad en un neutrón
Que en su
bamboleo queda
Descargado
al aullido de la noche.
Hay tanta
soledad en un neutrón
Que al
buscar su libertad se sonroja
Ante su
vaporosa congoja.
Neutro
explotador leal a las tristezas
Dentro de su
ilustre señorío,
Soledad que
agita a la humanidad,
Sin piedad.
Ardiente
naciente nacido elocuente
Soles que
fusionan encadenadamente,
Soledad que
deslumbra el presente,
Y se arroja.
Fusionados
Entre el
lejano pasado y el futuro
El puente
itinerario de mi vida,
La viscosa
memoria de mi historia
El silencio
de la nada en su gloria.
El pasado
lloraba impaciente
Pensando a
donde él iría y un
Miedo lo
embargaba en su mente,
En su
rutinario andar día a día.
El futuro
fusionado en esperanza
Lo consolaba
tiernamente
Atravesando
ese sombreado puente
Que lo hizo
madurar en el presente.
Y el ahora
es un adiós y una ardiente
Bienvenida,
el rayo que ilumina
El cielo y
la tierra de esta aventura
Hermosa
trabajosa y algo dura.
Desdobladamente
El pasado
moribundo e inservible
Como
mugriento y sarroso eco
Disfuncional
quedaba
Al mar
abierto
Estrechando
su locura.
Envejeció
dentro de un velero
De avarientas
y febriles criaturas
Que negaban
su pretérito
Al terminar
su travesía.
Y arrojado
al sepulcral oceánico el
Pasado
inútil se hundía sin ninguna vela
En las
tormentosas aguas
Y sin ancla.
Luego todo
se ajustaba al momento
Hasta el
hundimiento permanente
Y las marinas
espumas
Alejaron la
maleza y reverenciaron
Al presente
que desde lejos lo vieron
Venir
desdobladamente.
Florecilla de Jazmín
Eclipsante
florecilla de jazmín
Brota su
aroma encendida
Mientras los
soplos del alba
Esparcen su
canto blanco.
Terso sueño
inconfundible
Que plantó
Dios en el jardín
Adorna
dulcemente enamorada
Hasta pulir
amor y gratitud.
Atractiva
espontaneidad del sol
Que a su
cuerpo hace renacer
Con
hermosura y sin presunción
Donde hoy es
flor, mañana luz.
Ama al aire,
ama al amanecer
Y a la
tierra que la ve nacer,
Ojos de
nácar blanquecinos
Sembrados en
pureza derretida.
La voz del grito
Sobre el
enorme sigilo de la
Inverosímil
noche estrellada
Un grito
profundo desde mis entrañas
Pide sin
penas ni reproches:
De la
palabra el libre pensar
De la vida
la felicidad
Del corazón
el amor sincero
Del
pensamiento su sabiduría
De cada
verso su rima existencial
De la
historia una leyenda mitológica
De la
conciencia la libertad
Del
lastimoso viento el olvido
Del verde
follaje la esperanza
Del poder su
humildad
De la
oscuridad la luz
Del mar su
quietud
De la agonía
la dicha
Un grito que
de gozo llora,
Y su voz
presente está.