jueves, 25 de septiembre de 2014

Michelle Najils

QUIERO UN POEMA SENCILLO Y BUENO

Quiero un poema sencillo y bueno
como el pan,
caliente y oloroso
con ese olor de gente,
de harina,
de manos amasando
y de un gran fuego rojo en el cielo del horno.

Quiero decirte: Ven,
mi pan es tuyo
¿no ves qué manos lo amasaron?
¿no ves que un mismo amor lo ha cocido
y que mis manos y las tuyas
estuvieron juntas en la panadería?
¿No ves que venimos amasando pan
desde el primer grano que sembramos?

Ven:
compartamos el pan y la esperanza
aunque el dolor sea largo
y la angustia infinita.






YO, MUJER

Yo, mujer,
terca habitante del planeta
veo llegar el día en que el otoño
bese feliz la primavera.
Espero la vendimia de mi sangre.
Veo tomarse ocres las verdes hojas de mis manos.
Siento crecer la vida que sembré con loco amor
e insensatas alegrías,
mientras fueron pasando, uno a uno,
soles, constelaciones y planetas.

Aprendí a pronunciar los nombres de mis hijos
que me fueron revelados poco a poco
cuando ellos eran apenas
dulces astronautas de mi vientre.

Conocí los secretos de la vida.
Bebí con avidez rachas de viento,
embriagué mi piel con la salobre espuma
dorada por el sol.
Conocí la tormenta en el océano
la perfecta oposición de los astros sobre el mar,
y sentí la pequeñez indómita de este cuerpo que ocupa
apenas un fragmento del tiempo y del espacio.

Yo, mujer,
terca habitante del planeta
he dejado mi huella amorosa en la nube
que pasa ligera.

Ahora espero,
gratia plena,
el día en que el otoño bese feliz la primavera
para compartir
gozosa
este jugo fermentado que es ahora mi sangre.





EL ETERNO CANTO DE LAS SIRENAS

¿Qué decía, Ulises, el canto de las sirenas que tu pobre astucia
no se atrevió a escuchar?
¿Qué fue de la armoniosa perfección
que tus naves esquivaron?
¿De qué sirvieron tus viajes, para qué las arenas de Troya,
la victoria a traición,
la embriaguez de Polifemo?
¿Para qué la gloria de los siglos, insensato,
si, hombre al fin, tuviste el milagro al alcance
de tu mano
--más importante que la gloria
más efímero que la fama, y por eso
sólo por eso, eterno--
y te negaste, cobarde, a descifrarlo?

Pero las sirenas, Ulises, son eternas.
Otros son los que escuchan ahora nuestros cantos.





CREDO

Creo en el sol aún cuando no brilla
y en la tierra aún si es estéril.
En el trabajo aún si es esclavo
y en las manos aunque no estén unidas.
En el dolor aún cuando nos duela
y en Chile aún cuando agoniza.
En la palabra aún si está en silencio
En la palabra aún si está en silencio
Y en el amigo aún cuando ya no exista.
Creo en el aire aún cuando me asfixio
Y en el amor aún si no regresa.
Solo mi cabeza --"cansada de palabras"--
No reposará ya más sobre su pecho.